10.21.2007

la Habitación o el Bunker imaginario.

Ya va ser medio día y aún no salgo de mi habitación, de ese pequeño rincón donde las cosas más extrañas pueden pasar, o por lo menos dibujarse.

La privacidad, la tranquilidad y mis lecturas de madrugada hacen que el quedarme en mi cuarto sea casi eterno, como cuando era un niño, sin noción de la política gubernamental ni de los vídeos porno que en el futuro me salvaría de la locura, jugando en el jardín sin muestra de agotamiento y siempre pidiendole más a los que ya morían de cansancio.

Es la magia, pues, de la imaginación. Y aunque el tiempo –entendiéndolo como hombre- es tan esclavizante, no va poder contra el cúmulo inexacto de mis fantasías taciturnas o jubilosas que siempre custodian estas cuatro paredes.

Mi cuarto no es oscuro –no pretendo ser el hombre de las cavernas septentrionales- pero por las mañana, gracias a las cortinas y al exceso del color marrón, se tiñe en un tono sepia, que me agrada y contribuye con la magia. Por la noche unas lucecitas amarillas le siguen dando el mismo tono aunque una vez apagadas se convierta ésta en la caverna septentrional que no pretendía ser.

Aunque claro que, la diferencia entre cavernas está en que la mía se presta para las orgías musicales más apasionantes e inexplicables de éste pequeño mundo llamado: mi cuarto.

Pero éste ya es otro cuento erótico.

-----------------------------------------------------------------------
Imagen: el Refugio
Inspiración: ???

4 comments:

Adriano said...

Amigo...Mi habitación es un búnker también, allí uno se siente soberano, libre, quiere que la noche sea eterna para instruirse y en ese mismo acto encontrar ideas que le devuelvan respuestas al propio ser...

Siempre digo que la intelección muchas veces es una actividad asociada a la soledad. Perdón, el filosofar, quiero decir. Y para eso, qué mejor los búnkers, no?

Un abrazo grande.

Filosofando al vacío said...

Cada cual tenemos nuestro lugar, ese lugar que es un silencioso complice y a la vez testigos de nuestros delirios y creaciones; un lugar que nunca puede ser compartido, o quizá sí, pero que nos volvemos uno, como conectados con algo que por más que esté lleno de personas no podrán ver ni sentir de la misma manera.

Saludos
Alejandro

Unknown said...

Sí, todos necesitamos ese espacio especial. Yo ahora ya no me paso horas y horas encerrada en mi habitación, ya se me pasó la época... pero antes era mi refugio, dónde huía de todo. Sólo ahí tenía el control de todo... y ahí, en las horas muertas, aprendí a dibujar, a escribir y a fantasear. Besos.

Adriano said...

Aquí ando, amigo...Esperando que vuelvan sus textos...Un abrazo.