3.02.2008

¿qué podemos hacer?


Hoy releo cartas, pensando siempre en tratar de encontrar algo que aun no estoy seguro que e perdido, pero es la psicosis, como mi dolor de espalda de todos los días, que me atormenta y me dice “busca”. Si tan solo me dijera que es lo que quiere, entonces podría darle respuesta a una pregunta que ni siquiera he planteado, y que dudo mucho plantear algún día

Hoy que ya no es hoy, sino ayer, trato de buscar algo inaceptable: mi amnesia. Si, aquella virtud para algunos que se perdió mientras recordaba las cosas que me han pasado hace tan solo unos instantes. Solo recordando, podré encontrar aquello. Aunque si supieras que es por la amnesia, todo este proceso de no olvidar las vivencias que me han hecho el ser humano defectuoso que soy, que siempre e sido, donde se encuentran todos los fundamentos incompletos de una vida que por momentos se sumerge y vive del dolor y vive de alegrías, aunque alegrías producto de una falacia.

¿Qué podemos hacer, mi pequeña Fedora, sino vivir de los recuerdos que nunca hemos vivido?

Todos estos días se me hacen de otro mundo, del mundo mismo pero experimentado de una manera tal que solo algunos y todos hemos experimentado, queriendo o sin saberlo. La enfermedad, la del mundo, mi enfermedad, esa inmensa agonía del cuerpo que sabe está a punto que quebrarse, a punto de caer en aquello para lo que fue concebido, para morir. Es el lado más bello que tengo. Y aunque la filosofía de la megacilina y la cultura de los antibióticos nunca desterraron mis tormentos biológicos, desterraron para siempre la forma de sentir al mundo.

¿Qué podemos hacer, mi pequeña Fedora, sino tratar de llorar lágrimas que no existirán jamás?

La teoría de un hombre que no llora, me parece absurda como fascinante. Un mundo el cual aun no han explorado si quiera las más interesadas en el asunto. Todo un paraje casto por descubrir y acusar y juzgar y sentir y sentir.
“mejor me quedo aquí” me canta “La Mari” aunque no lo sabrá nunca, como yo nunca sabré que algún día traté de escribir una carta que solo mandé en sueños, ¿en sueños? Perdón, en pesadillas.
Todo este mundo surrealista que vomito mientras escribo tiene como fin expresar que sin tu presencia me siento feliz. La algarabía y mi locura renacen como cada canción que escucho después de un olvido justo. Me hace sentir mejor, me hace sentir con pasión, junto o separado, tal vez ambos, pero me hacen sentir como me gusta sentirme: enfermo. Por eso no pierdo la esperanza que algún día me engañes, me traiciones. Ese día, no, no creo poder llorar, pero si podré expresar todos esos sentimientos encontrados en mi evolución, en esa interminable carrera de la experiencia, donde uno corre queriendo o no. Porque es falso aquello que dice “el amor mueve al mundo” cuando lo que en si lo mueve es el dolor, y entonces te haces bueno o te haces malo o te haces versátil que no es la combinación de nada, tan solo de si mismo.

¿Qué podemos hacer mi pequeña Fedora, sino ver pasar el tiempo y mi angustia?

Siempre le e preguntado cosas a mi nada, ahora puedo decir que te las pregunto a ti.
Gracias por no estar a mi lado mi pequeña Fedora, y gracias a mí por aun poder vivir con la idea de tu existencia.

4 comments:

VITOCHAS said...

"La teoría de un hombre que no llora, me parece absurda como fascinante".

Me llamó mucho la atención esta frase, porque está relacionada con los moldes de la corrección moral y sentimental que imperan en las sociedades.

Hombres y mujeres tenemos que ser expresivos, para poder ser aceptados. Los Dr. House son excluídos y tachados como antisociales.

O peor todavía, el caso de Mersault, el personaje de Camous en "El extranjero", que es condenado por ser inexpresivo.

Con todo, los sentimientos deberían ser demostraciones espontáneas del estado anímico del alma; no obligaciones ineludibles para poder ser "normales".

Excelente texto, sin duda. Felicitaciones.

Saludos
Víctor

Adriano said...

Todos tienen su Fedora. O al menos, la han tenido alguna vez en la vida...O la tendrán. Llorar es de hombres, también. Consiste en expresar lo que ya no podemos con palabras: es hacer hablar al cuerpo.

¿Nostalgias de un pasado que nunca existió? A muchos les ha pasado. Es la inevitable realidad que acobarda y enaltece, ambas cosas a la vez, al enamorado.

Lo bueno de la vida, es vivir. Lo bueno y lo malo, en definitiva, son aprendizajes.

Gran texto. Y no sé si convendrá siempre olvidar o, por el contrario, recordar.

Hasta cualquier momento.

Sam said...

Ilusionado, ilusionado y jamás iluso.

Impúlsate hacie ella. Hazla motor, mientras te haga feliz.


Abrazos,

Sara Apaza
www.redticket.wordpress.com

Roma said...

"Si tan solo me dijera que es lo que quiere, entonces podría darle respuesta a una pregunta que ni siquiera he planteado "

no puede ser que todo me haga pensar en eso.

slds