12.24.2010

Final feliz para todos


De momento todo parece andar tranquilo, después de todo aquello que pasó. ¿Dónde estás? Y como diablos podríamos saberlo. Porque de la forma como es que nos desengañamos fue más o menos como lo habrían hecho un vicecónsul irlandés, allá, por los comienzos del siglo pasado cuando le tocó ir al corazón de las tinieblas. Qué duda cabe que la ignorancia influiría también en ese desorden en el que se solía estar sin mayores reparos, pero que ahora no hace más que perderse; porque si, ahora se sabe más y ahora se tiene miedo, miedo de cosas que antes solían presentarse como buenas situaciones, buenas compañías, buenos comentarios, buenos ánimos. Poco a poco terminamos matándonos, aunque cabe decir, que esa era tu especialidad; que mejor autodestrucción que la tuya, y tus ganas de no aguantar al mundo. Eres especial y terminaste, y terminó, y terminamos, por acabar toda esperanza que, sin lugar a dudas, habría hecho de nosotros seres lamentables, con una nostalgia sin alma. ¿Dónde abríamos acabado? Y como diablos saberlo.

Pero tanto ellos como yo, nos hemos dado el lujo de tantear con las alternativas, y que mejor que el morbo y las ganas de joder para influirlas. Pensé, por ejemplo, que posiblemente yo hubiera terminado ahí contigo, entre revistas y videojuegos, tu no, claro que no, tu jamás jugarías conmigo. Eres una bestia. No no, pero yo sí, ahora inconsecuente conmigo mismo, por momentos, me hubiera dado al abandono ahí, a tu lado. Ya sé que posiblemente antes que pasara ello, que aún no digo, tú me hubieras mandado a la mierda, como suele ser tu estilo, pero seguramente hubiera sido feliz ignorando lo que por tu materia gris pasaba. Y lo hubiera sido, no porque pensara que tu silencio fuera sinónimo de complacencia. Nada de eso. Posiblemente porque sería consiente de tener a una gran mujer, a una diferente, que detesta lo que hago, sí, pero que me tiene ahí, aún a su lado; pero yo sé, ellos saben, tú sabes que lo que hubiera pasado sería otra cosa: con más violencia y brutalidad. Como aquella vez que comenzaste a gritar sobre las, los miserables retrogradas que hacían huelga por nada. “Son unos estúpidos sin límites”.

Pero se acabó. Todo lo que pensábamos era positivo, para nosotros, terminó por recordarnos que un pasado fue mejor. Claro, sé que no piensas así, -tampoco yo me lo creo- y sé también, que jamás te gustó tu franqueza, porque ni siquiera tu sabias que era eso, más aún a mi lado; y además porque no te esperabas mi reacción, esa misma que comenzaría a terminarlo todo. Y aún así ¿soy yo el culpable? Después de que te pusiste directa y patética, después que te pusiste insoportable e histérica, después que me empujaste a ser como suelo NO ser, si, después de todo ello fui yo el culpable. Ya no te hablo. ¿Querías que te tomara en serio? ¿Y para qué? Mira como hemos acabado. Tu eres una personaje de ficción, que siempre fue mejor como alucinación, como una suerte de criatura endiablada, a la que no se le podía tomar en serio, sin que eso significara, desde luego, tomarle cariño, afecto, melancolía, respeto y hasta amor. Pero tú decidiste que todos termináramos como al comienzo: extrañados los unos a los otros y con ganas de no volver a experimentar, nunca más, lo que una y otra vez se experimentaba de todas formas.

¿Y qué pasó con el cariño? posiblemente se haya perdido el algún pasaje literario de aquel día que, menos mal, no va volver jamás.

-------------------------------

Data - One in a million